
¿Por qué ahora? (PARTE II)
¿Por qué ahora todo cambia?, ¿por qué ahora todo gira? ¿Por qué ahora todo es claro? ¿por qué no lo entiendo? por qué quiero entenderlo?
¿Por qué ahora esta realidad golpea mi estomago tan fuertemente que quiere desintegrar mi piel, mis sentidos, mis órganos? matar de un solo golpe el ultimo halo de aliento que me permite respirar en pequeñas dosis cada día, suministrando el poco aire que le queda a mis pulmones. ¿Por qué ahora?
Y no tengo respuestas, mis palabras se ahogan en la profundidad de mis lágrimas, no logro rescatarlas, no logro entenderlas, solo las veo agonizando en el fondo y no puedo alcanzarlas, cuanto quisiera dejar de llorar para poder entender, para pensar calmadamente, ¿por qué ahora?
Pero no puedo, el pánico se apodera de mis sentidos, secuestra mi instinto, desaparece mi balance, y no me permite recapitular, ni entender, ni querer, ni esperar; hoy no quiero nada y lo quiero todo, hoy no puedo dejar de llorar, y eso quiero, dejar de llorar, pero hoy no puedo, no puedo controlar el no sentir o el sentir demasiado…. y duele tanto!
Mis manos no obedecen a mi corazón, el les dicta a gritos, pero ellas no se atreven, hay un cerebro que filtra mis palabras, censura algunas, sustituye otras, reprime casi todas; y no puedo hacer nada, cuando el corazón ha perdido, cuando el cerebro es el único dictador de mi alma, no puedo hacer nada, mas que ver a mi corazón, convulsionando de desesperación, sin válvula de escape, abatido, cansado y lloro junto a él, anticipando su muerte, y me mira a los ojos y me pregunta ¿Por qué ahora? Y en mi garganta se confabulan litros de lágrimas y el nudo es tan fuerte e hiriente que corta en dos mi alma…. Y aun así, no puedo responderle.
Hemos formado dos equipos, distantes, engreídos, una guerra abierta donde se levantan trincheras que antes no existían, se esquivan sentimientos que mueren lentamente, desangrándose sin ser rescatados; granadas, disparos, llanto, tristeza, dolor, desesperación, muerte, desolación. Por eso la paz, recogió sus maletas y se marchó, no quería ser partícipe de esta sangrienta existencia, lloró en su momento y pidió a voces que la escucharan, pero no le hicimos caso, ni mi cerebro, ni mi corazón, nadie.
Y el cansancio producto de esta guerra sin fin, de esta guerra de estoicos bandos, solo me deja deseos de dormir; un letargo constante que me permita obviar el dolor, ese que se roba cada segundo que pierdo en esta agonía, dormir hasta que todo pase, hasta que nada duela, hasta que el agua de mi llanto haya arropado todo mi ser y ya no sienta, hasta que la humedad de mis lagrimas, se confundan con el agua y mis ojos se líen y supongan que ya no quedan más lagrimas.
No sé cuanto más dure todo esto, no sé qué fuerzas pueden quedarle a un reloj que desprotegido, me mira sin mirarme, no sé si algún día pueda ver de nuevo a mi corazón, directamente a los ojos, no sé si quiera volver a levantar su mirada; sentir que late seria un herejía, permitir que viva, es ya demasiado complicado, lo extrañare cuando muera, cuando se rinda; y seguiré viviendo sin él, aunque no viva, aunque tenga que conectar mi cuerpo a otro motor, aunque en el juego pierda también todas las sonrisas, aunque el aire sea completamente artificial, seguiré viviendo sin él, aunque no quiera. Me duele tanto dejarlo morir, pero duele mucho mas, verlo agonizar y no poder rescatarlo.
24 de diciembre 200X
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